Con bastante frecuencia, los términos enseñanza y educación se confunden hasta extremos tales que se usan indistintamente para señalar las funciones y obligaciones que conciernen exclusivamente a la escuela. No obstante, conviene delimitar y definir competencias para que ambas locuciones sean usadas con propiedad y legitimidad. Educar es formar en ideas y creencias, estimular el espíritu crítico sin caer nunca en el adoctrinamiento; es promover, transmitir valores como el esfuerzo, respeto, ciudadanía etc. Manuel Ramírez, en El Periódico de Aragón , lo resume así: "Educar es, en definitiva, enseñar lo que corresponde, en derechos y obligaciones, por el mero hecho de vivir en convivencia". La función de educar para muchos padres es casi una obligación ineludible de la escuela, de forma que en ella delegan responsabilidades.
Sin embargo, en esta gran tarea de educar, la familia es la base, el punto de partida en la transmisión de valores. En estos tiempos no podemos obviar el hecho de que los valores están esencialmente relacionados también con la cultura de la sociedad y medios de comunicación. Es por eso que, conscientes de la gran dispersión del fenómeno educativo, la Administración fija objetivos concretos para la formación de ciudadanos educados. Enseñar, por otra parte, es transmitir una serie de conocimientos, de saberes, fijados y programados por niveles cuya práctica sí recae con responsabilidad y en alto grado sobre el profesorado. Conocimientos evaluables, sometidos a estudio en libros de texto. Las diferencias, pues, entre enseñar y educar son altamente significativas. Lo razonable, lo conveniente sería enseñar y educar, dado que si no se logra un alumnado educado será imposible enseñar, y esto es lo que hoy genera grandes conflictos. Caminemos sembrando valores y tendremos alumnos educados.
Sin embargo, en esta gran tarea de educar, la familia es la base, el punto de partida en la transmisión de valores. En estos tiempos no podemos obviar el hecho de que los valores están esencialmente relacionados también con la cultura de la sociedad y medios de comunicación. Es por eso que, conscientes de la gran dispersión del fenómeno educativo, la Administración fija objetivos concretos para la formación de ciudadanos educados. Enseñar, por otra parte, es transmitir una serie de conocimientos, de saberes, fijados y programados por niveles cuya práctica sí recae con responsabilidad y en alto grado sobre el profesorado. Conocimientos evaluables, sometidos a estudio en libros de texto. Las diferencias, pues, entre enseñar y educar son altamente significativas. Lo razonable, lo conveniente sería enseñar y educar, dado que si no se logra un alumnado educado será imposible enseñar, y esto es lo que hoy genera grandes conflictos. Caminemos sembrando valores y tendremos alumnos educados.
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